Monstruos que retozan en este sitio:

martes, 17 de julio de 2012

Las miradas

Aparecen cuando el sueño se hace pesado y me cuesta mantener la mirada fija. Es justo en ese momento. Nunca apago el televisor que está en mi pieza, lo mantengo sin volumen, no necesito ver las imágenes, sólo sentirme segura con la luz que mantiene en raya a las miradas.
Desde mi cama los veo espiarme, muestran sólo una pequeña porción del rostro, lo suficiente para que uno de sus ojos me observe, abierto, desmesurado, casi, casi, saliendo de la órbita. A veces están en el marco de la puerta, en otras los descubro en el lateral del ropero, una vez sorprendí a uno mirándome desde el costado derecho de mi cama. Esa noche fue la primera, intentaba descansar y no podía, escuchaba los murmullos de la gente que se para en las veredas a conversar a las tres de la mañana, no tenía el televisor prendido, mi habitación estaba sumida en una penetrante oscuridad, pero lo vi, lo vi y me asusté, grité tanto que nadie vino a verme, supongo que imaginaron que había un descuartizador en mi casa y no querían ser descuartizados ellos también. Desde ese día no apago el televisor y ya no se acercan tanto; o los asusta la pequeña luz que se derrama sobre mi cama o quedaron espantados de mis alaridos. Ya no les temo. A veces me sobresaltan, me doy media vuelta en la cama intentando dormir y encuentro una cabeza inclinada, apareciendo por algún recoveco y pego un salto, doy un brinco y me agito, pero ya no grito aterrada.
De mi mamita heredé la costumbre de ver lo que otros no logran percibir, ella no podía dormir escuchando gatos, a veces se le subían en las piernas y comenzaba a tirar manotazos al aire intentando sacarlos de su falda. En esa época sólo ella los veía, supongo que si viviera ahora yo también podría verlos, lástima que no se despertó en mi este don en aquellos tiempos... la hubiese ayudado a espantarlos. Mi padre se la llevó un día para que la vieran los doctores y cuando regresó, un tiempo después, ya no era la misma. Dormía mucho. Se quedaba mirándome. A veces me sonreía, a veces me hablaba, a veces me abrazaba, una vez se murió.
Pobre mi mamita querida que nadie supo comprender.
A veces, entre tantos ojos nocturnos, intento encontrar los suyos, y me alegra no hallarlos, me alegra imaginar que ya no está aquí y no tiene que luchar por conciliar el sueño entre tantos murmullos y extraños que observan con ojos desmesurados.
Un día apagaré el televisor y dejaré que se acerquen hasta que me maten de un infarto y cuando me encuentren dura en mi cama, con el televisor apagado, le gente sabrá que me habré suicidado.

14 comentarios:

Peregrino dijo...

Duro,muy bien relatado. Es un placer leerte Escarchasombrosas. ¡Felicitaciones...!!! Peregrinoasombradoportanbuenacreación

Gala dijo...

Uf, genial relato.
A veces tener un don no es una virtud, sino una capacidad que no elegimos, que viene por herencia o sin saber cómo.
Tu personaje lo heredó de su madre, que seguramente no supo llevarlo bien y así la dejaron, drogadita perdida pensando que la locura había anidado su mente,hasta que la pobre murió...
Me gustó eso de que ya no vienen espantados por el grito que dio.. jajaja, hasta me ha hecho reir, o que les mantiene a raya con la luz prendida... seguramente no se acercan a la luz porque son seres tenebrosos y justamente por eso no ve entre todos esos ojos los de su mamita... porque ella si está en la luz.

Besitos mediterráneos.

Anónimo dijo...

Hola Escarcha , un relato de los de miedo de verdad , sobre todo con esos ojos que te miran inquisidores , hija mia me dejas helada , un relato muy bueno de verdad te deseo un feliz Verano , besos de Lm.

Enmascarado dijo...

Que te diga que es un fantástico relato no debería de extrañarte, pero yo es que soy muy crédulo y mi fantasía tiende a adaptarse a lo que me cuentan.
Tiene buenos golpes, como el de la cabeza inclinada que te acecha. Si veo yo eso...le da un infarto a todo el vecindario con mi grito.
Además, me recordó alguna fobia infantil, de visiones nocturnas.
El modelo, muy apropiado para la ocasión, pero ya de lo fijo que mira le falto u n poco de colirio en los ojos. jajaja

Un abrazo

Patricia Nasello dijo...

G E N I A L
Diana Belaústegui, querida y admirada, es tan potente esta historia que casi cada línea dispara una idea nueva. Este cuento, magnífico, debiera estar en una antología entre los mejores del mundo.

Brindo por vos, por esta tremenda inspiración que siempre te acompaña y por tu generosa amistad

Beso grandote

Pedro Sánchez Negreira dijo...

¡Excelente, Escarcha!

Esta es una pieza soberbia, que posee el pulso y la voz narrativas ajustadísimas.

La frase: "una vez se murió" vale oro.

¡Qué gran trabajo!

Un abrazo,

Shorby dijo...

Uy, pone los pelos de punta!!
Entre el relato y la foto de la miradita... tela xD

Besotes

Bee Borjas dijo...

Hay algo más aterrador que una mirada de esas? No hay palabras ni sonidos que puedan igualar el terror que esos ojos pueden provocar...
Yo creo que si Hannibal Lecter, no hablaba era igual. Te acordás de esa mirada?
Aplausos, do´ña Escarcha!!!
Seguí afiladita, eh?
Besos embrujados, mujer!

LA ZARZAMORA dijo...

Creaste como siempre un ambiente angustiante, esas miradas que se pegan a la piel como una lapa, que persiguen el delirio del personaje hasta la locura y el suicidio próximo. La descripción de la madre, y el trasiego de su muerte.

Es un lujo leerte, siempre.

besos, Escarcha.

chalyvera@gmail.com dijo...

Ojos, ojos que hablan con las miradas
muy bueno.

Besos

FIBO dijo...

Yo me he extremecido de solo pensar que en mi habitación podria haber seres de esos mirandome, mientras me arrasco la nariz...me ha parecido genial y felicitarte por tu buena escritura...un besote.

Carlobito dijo...

Me pareció muy real, quizás demasiado jeje... yo tuve algunas experiencias extrañas que regresaron a mi mente con tu relato.

A veces, de niño, desee tener ese don, desee poder ver algo en la oscuridad... pero siempre tuve el miedo de enloquecer si mi deseo se cumplía.

Y a propósito, siempre he querido saber si tú tuviste alguna experiencia misteriosa... te gusta tanto el terror... crees en esas cosas?

Saludos querida amiga.

mauricio gonzález faila dijo...

Un gusto leer este texto.Me gusta la tensión con la que está hecho.
Tiene ese gustillo a morbo.
¡Felicitaciones!

escarcha dijo...

CARLOBITO: siempre creí que nos parecíamos mucho, con lo que me cuentas de tu niñez comienzo a confirmarlo, me pasaba exactamente lo mismo!!!! y con relación a tu pregunta... soy una escéptica, tal vez sea por eso que juego con estos temas sin temor.
saludos mi amigo.

MAURICIO: Gracias por leer mi texto. SALUDOS!

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