En una época gozó de ser observada,
ahora se relame de gusto observando.
El cambio no fue traumático, sino más
bien el trueque de un gusto morboso por otro.
Dejó de ser el objeto central de
adoración para convertirse en la mujer madura, vestida de gris, que
escondida bajo unos anteojos grandes y oscuros pasaba lista
mentalmente de los muchachitos que tenía marcados.
Tan bellos, con
la carne dura y la mirada perdida en trivialidades. Tan jugosos y
jóvenes, con tanta vida derrochándose por los poros.
La vejez se avecinaba con sabiduría y
hambre. Un hambre monstruoso, un hambre que le devoraba el estómago
convirtiéndola en un saco de jugos gástricos. Hambre con olor a
hembra. Hambre que quiebra, que doblega, hambre que obliga a la
envidia, a la corrupción, al toqueteo jugoso, a la búsqueda de lo que
no se puede tener, lo prohibido, lo perdido.
Se sienta en el bar y mientras pide un
te de hiervas lo observa. El número uno tiene que ser especial, es
el elegido y aunque aun él no lo sabe ya tiene un altar construido
para su círculo de deidades testosterónicas.
Está con una compañera y comparan
notas, hablan de sociología, política y religión. Suben la voz
tratando de imponer ideas, y la fuerza que emana, la deja doblada en un
calambre pélvico.
Espera a que se retiren y lo sigue.
Corre un poquito para alcanzarlo en ese tramo oscuro del camino y
cuando está a dos pasos de distancia apoya el bastón en el suelo y
tira el bolso. Sabe que se ha dado vuelta, ella hace el esfuerzo por
agacharse y él corre a ayudarla. Cuando ese dios obsceno y lujurioso
está abajo levantando medicinas, peines y pinturas varias, percibe
su aroma. No hay perfume artificial, sólo la dulce esencia de su
juventud, de la sangre corriendo sin objeciones. Está a punto de
acariciarlo cuando se levanta y le acerca la cartera con una sonrisa
tan dulce que la deja sometida a una oleada de espasmos
orgásmicos.
Ella está parada, inmóvil, con una
mirada estúpida y él comienza a sentirse incómodo.
Le pide que la ayude a cruzar la calle
y toma su brazo, en la cercanía de un baldío levanta el bastón y
lo golpea con fuerza.
El impacto lo toma por sorpresa. Está
aturdido y el dolor punzante en la frente lo ha dejado noqueado por
unos segundos, pero la adrenalina lo normaliza y tras empujarla decide
huir, al comprobar que bajo el disfraz de anciana hay una mujer
fuerte.
Lo ve correr.
Ha quedado con el abrigo entre las
manos, no le ha dado tiempo ni a morder esa carne jugosa, se acerca la prenda a la cara, la huele y se orina, casi convirtiéndose entera en fluido caliente.
Cuando llega a su casa, prende la única
luz que tiene y que ilumina un estante vidriado de un metro setenta y
cinco de alto. Llora un poquito arrodillada ante el altar, se
desviste sin apuro y entra al baño a ducharse. En la oscuridad de su
morada, sin espejos que le recuerden que la vida avanza y el final se
acerca, triplicará el entrenamiento diario, necesita la fuerza de
antaño para poder traer a la casa a sus demiurgos.
Pareciese que pasaron mil años desde
que su carne de piedra fuera idolatrada, ahora se toca y se hunden los dedos en la flaccidez de los años.
No se mira, desde hace un milenio: mira a los demás.
11 comentarios:
¡Muy bueno Diana!!!! Las descripciones son incomparables!!! Voy a comenzar a mirar a las ancianas con un poco más de detenimiento, por las dudas, digo...
Abuela más peligrosa. Nunca te fíes de una entrañable abuelita O_o
"...acerca la prenda a la cara, la huele y se orina, casi convirtiéndose entera en fluido caliente". Si seguís así, Diana, en cualquier momento serás la Stephen King argentina!!!!
O King será recordado como el Belaútegui norteamericano?!
Besos admirados
Terrorífica!!! Tenés ese don de que se me pongan los pelos de punta! Quién diría que la viejita es un bicho tremendo???? Este mancebo zafó, lamento el destino de los próximos...
Fenomenal, Diana!!!!
Besos embrujados!
P/D: Ayyyy, se me viene a la mente la imagen de la vieja!!!
Hay que mirarse a uno mismo también,
de dentro a fuera y al revés :)
Hola Escarcha , jolines con la abuelita , ahora gracias a ti tendre mucho cuidado a la hora de ayudar a los "Abueletes" ya que conozco a unos cuatos ,te deseo un feliz fin de semana besos de Lm.
Eres muy buena ,me a encanto te felicito .
A gata vieja, ratones tiernos.
Me sigo maravillando de esa feraz imaginacion.
Besos
Que mire, que mire!!
Buen relato, Escarcha!
Besotes
¡Zarpado el relato y zarpada la abuelita milenaria! ¡Genial Diana! Qué potentes son tus historias; sin duda, eres mi ídola bloguera del terror. Abrazos admirados para ti.
¡¡Caramba con la abuelita!!Seguro que no ha salido de un cuento de hadas,no..
Ah cuanta fuerza en tus letras,echaba de menos tus relatos.
¡¡Besos ,reina!!
Genia, es buenisimo!!
La descripción de las sensaciones de la protagonista es fantástica!
Besos
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