Monstruos que retozan en este sitio:

martes, 2 de abril de 2013

Dones



Se estaba poniendo vieja y olvidadiza.
Con el tiempo supo callar lo que le decían los “invisibles” para no espantar a la gente. No quería ser la “bruja” del barrio, pero su poco tino a la hora de relacionarse la había llevado inexorablemente a convertirse en eso.
Ella contaba que todos teníamos un invisible en la espalda que graficaba el destino paso a paso y cuando te cruzaba por la calle te paraba para decirte: “te quedan 3 años de vida” o “mañana ten cuidado con el auto rojo” y lo decía mirando a tu costado, con los ojos fijos en alguien que vos no podías ver. La mirada de terror de la bruja te daba una idea del aspecto horroroso que tenía quien te acompañaba silenciosamente, por tal motivo la gente evitaba cruzarla, nadie quería recordar que no podías eludir tener eso en el cuello, respirando sobre la nuca.
Con el tiempo dedujo que sus comentarios eran los que la hacían una paria y no los dijo mas.
Pero... se estaba poniendo vieja y olvidadiza. El alzheimer le borraba segmentos de vida, de plantéos, replantéos y conclusiones.
Por eso esa noche, cuando llegó su sobrina y la entidad grotesca apareció por el costado izquierdo y le susurró, no tardó en ponerse nerviosa y advertirle: Mañana a la noche, no llores. Esas cosas pasan, no quiero verte triste.
La niña odiaba esas predicciones, su tía había dejado de hacerlas hacía mucho tiempo pero evidentemente existían ocasiones en las que no podía retenerlas. Durmió mal, se aseguró de que todo estuviese en orden al día siguiente: no acepto la invitación de un amigo de acercarla en moto al colegio y subió al autobús; confirmó telefónicamente que su madre estuviera sana; llamó a cada una de sus amigas para preguntar por ellas. No pensó en su tía y faltó a la cita que tenía con ella para almorzar. Cuando se enteró que los vecinos la habían encontrado tirada en la vereda corrió al sanatorio donde estaba internada. Llegó y esperó lo peor, pero ella estaba tranquila, respirando serenamente.
Entró, se sentó a la par y sin atreverse a despertarla se limitó a contemplarla hasta que la almohada comenzó a moverse con un centenar de bultos pequeños que se asomaban y desaparecían dejando huecos negros en un preámbulo siniestro que culminó cuando un ente oscuro y deforme apareció por entre las almohadas y le susurró desde la parte trasera de la cabeza de su tía: esta noche ella morirá pero tu heredarás su don.
Eran las 10 de la noche cuando la niña rompió en llanto, desesperada.

13 comentarios:

Peregrino dijo...

Pobre niña, tremendo don heredó!!!! Muy bueno Diana!!!

César Augusto Pacheco dijo...

¡Buena historia! Terrorífica y alucinante. Qué tortura más grande para esa niña esa funesta herencia...
Me gustó la forma en que describiste a esas escalofriantes imágenes, juro que las vi! Abrazos escarcha.

Humberto Dib dijo...

A ver... ¿tenía que leerlo justo antes de ir a acostarme?
Porque a uno siempre le queda algo de esos miedos que alguna vez no lo dejaron dormir.
Un abrazo.
HD

Bee Borjas dijo...

Uyyyyy!!! No puedo superar el tema de las almohadas, las premoniciones que susurran y te erizan el vello del cuello...
Sos una genia, Diana!!! Te leo y siempre caigo como la mejor.
Muy bueno, morocha linda!
Besos embrujados!

Shorby dijo...

Un relato muy visual, me ha gustado mucho.
El climax final, como siempre, una maravilla =)

Besotes

Patricia Nasello dijo...

Aaaaaaaaaaaaaaaah
Como a ciertas personas, hay dones que es preferible perderlos que encontrarlos. No así con tu cuento, querida Escarcha: feliz estoy de haberlo leído.
Esperá, aquí un "ente grotesco" me dice que... que tengo una amiga escritora!!!! Ya lo sabía.

Ikana dijo...

Cosas que pasan e.e

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Excelente trabajo, Escarcha. Un relato perturbador, que -gracias a la atmósfera que tan bien has sabido tejer- consigue del lector una actitud, cuando menos, erizada.

Un abrazo,

Anónimo dijo...

Querida Esacrcha , la verdad pobre niña , mira que ir a visitarla y tocarle un don de esa clase , más valia que no hubiese ido a ver a su tia , un relato que te pone la piel de gallina , me a gustado mucho besos de Lm.

Recomenzar dijo...

Muy bueno
Aplausos

ginecomastia dijo...

¡Buena historia! Terrorífica y alucinante. Qué tortura más grande para esa niña...
escribes muy bien se nota que tienes talento... a mi tb me encanta la escritura y en mis
ratos libres me gusta recorrer blogs en busca de talento y el tuyo me ha maravillado felicitacionees
saludos

Carlobito dijo...

Me gustó mucho.

Y ahora me siento acompañado :)

Beso.

Renate Mörder dijo...

Buenisimo Diana! Me encantó! Besos

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