Estaba viendo Dr. House, tirada en la cama, tapada a medias,
cuando percibió el movimiento con el rabillo del ojo.
Se paró con el entrecejo fruncido.
¿De donde procedería el agua? El departamento de arriba
estaba habitado desde hacía muy poco tiempo por un cuarentón de aspecto extraño,
y la distribución de los habitáculos era idéntica en todos los departamentos
por lo tanto arriba de su cuarto había un dormitorio. Se fue hasta el baño e
inspeccionó las paredes y el techo… ¡nada!
Regresó al dormitorio y la gotera ya no estaba, dejando en su
lugar una tenue mancha de humedad.
El caso del enfermo a punto de morir y el Dr. House ocupado
en trivialidades, volvió a captar su atención. Se recostó nuevamente y lo
olvidó.
Esa noche tuvo un sueño erótico: Se encontraba sumergida en
una bañera con agua caliente y un desconocido se acercaba, oculto en la niebla.
La tocaba, despacio primero, con saña después, procurando hacerle sentir gozo y
dolor también. Se despertó abrumada ante su propio orgasmo, con la camiseta y
la ropa interior mojada. Antes de entrar a la ducha se desvistió en el cuarto
dejando las prendas tiradas en el piso, (nunca se dio cuenta de que las zonas
húmedas en la ropa, sobre sus pechos, formaban la figura de un par de manos).
Intentó descansar un poco más pero no pudo, el orgasmo lejos
de ser satisfactorio le había dejado un gusto amargo a vejación.
Faltaban dos horas para que la alarma del despertador
sonara.
La mancha de humedad en el techo se había ampliado, antes de
ir a trabajar le reclamaría al vecino de arriba.
El café no sirvió para calmarla. Puso música con un volumen considerable
y luego de la segunda ducha, recién se sintió mejor.
Noticiero mientras se preparaba para salir.
La mancha en el techo ya casi no existía.
Dejaría el reclamo para más adelante, tal vez la gotera no
volvería a aparecer. La justificó de mil maneras, el hombre al que había
cruzado en los pasillos un par de veces, tenía una mirada extraña y la
examinaba de pies a cabeza sin disimulo. Cruzó los dedos para que la mancha de
humedad desapareciera, ¡no quería hablar con él!
Trabajo. Almuerzo. Calma. Noche tranquila. Semana rutinaria,
sin sobresaltos.
CONTINUARÁ
9 comentarios:
¡Vaya XD!Me has dejado con el manjar en la boca...
Espero que la cosa no vaya a mayores, ¡¡artista!!
Gracias por tus palabras.Millones de besos..
Epa!!! Esto pinta muy bueno!!! Y esa onda medio sensual y maliciosa... Qué se venga la segunda! Che, Dr.House está los jueves, no? ;)
Besos embrujados, genia!!!
Noooooo.....!!!! Para suspenso ya tenemos suficiente con "Fachada..." ¡eso no se hace...!!! Ahora fuera de broma. Está muy bien recreado y has logrado recrear el mejor de los "climax" estoy seguro que la segunda parte seguirá deleitándonos. Felicitaciones, muy bueno.
p/d cuando puedas pasá por el blog d la novela y mirá las respuestas a tu comentario...
Prometo pasar a leerte en otro momento escacha, pero ahora solo es para invitarte a que pasar por mi blog a recoger algo que es para vosss
Un abrazo.
Interesante el comienzo, haber como va la segunda parte.
Ese..."sin sobresaltos"...no predice nada bueno, no, no, no,...¡que te conozco!
Nunca consigo irme del todo, sigo vuestros pasos en el más absoluto de los silencios, porque la vida sigue su cauce por más que uno le eche el freno.
Gracias, sólo tengo para darte: el corazón y un dulce beso.
Por Dios! Pero qué pasa después!!!???
"Sin sobresaltos"... ais...
Besotes
PD. Y yo con una gotera tremenda en la cocina, qué te parece?
Espero espectante.
Besos, Diana
Ese orgasmo fallido no debe augurar nada bueno...
Sigamos leyendo.
;-)
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