“Casi describes el ocaso con la belleza del pánico en tus ojos, puedo saborear la bilis de tu súplica reprimida. Pide por favor y confirma mi sadismo o descubre la compasión.”
Cierra el libro, está cansada y sabe que ha llegado el momento, se mira las manos marchitas: confirmación de que el averno de los años está haciendo madrigueras en cada célula de su cuerpo. Recuerda la última frase que leyó. ¿Podrán encontrar en ella compasión?
Se viste y sale.
Se esconde de las sonrisas burlonas en la noche desamparada, busca conjugar el tambor de su corazón con los grillos traicioneros, ¡qué no se percaten de su presencia!, ¡qué no se den cuenta de que quiere enloquecer y ser diferente!
Cierra el libro, está cansada y sabe que ha llegado el momento, se mira las manos marchitas: confirmación de que el averno de los años está haciendo madrigueras en cada célula de su cuerpo. Recuerda la última frase que leyó. ¿Podrán encontrar en ella compasión?
Se viste y sale.
Se esconde de las sonrisas burlonas en la noche desamparada, busca conjugar el tambor de su corazón con los grillos traicioneros, ¡qué no se percaten de su presencia!, ¡qué no se den cuenta de que quiere enloquecer y ser diferente!
Tropieza entre los escombros de un baldío solitario y cae lastimándose las piernas.
Se levanta con dificultad. No va a llorar. Al menos hoy no.
Sabe el secreto de la juventud. Le fue legado, escrito con rojo en un papel amarillento.
Hoy la probará y no siente compasión.
Se acerca una joven. No logra ver a su agresora, no sufre, no se entera. Es un segundo y la hoja entra en el pecho trabándose por un segundo en la solidez de sus huesos.
La vieja se adhiere como ventosa, boca con boca, aspirando el alma que se suelta y huye. Tiene que ser el momento justo, ni un segundo antes, ni un segundo después.
Se levanta con dificultad. No va a llorar. Al menos hoy no.
Sabe el secreto de la juventud. Le fue legado, escrito con rojo en un papel amarillento.
Hoy la probará y no siente compasión.
Se acerca una joven. No logra ver a su agresora, no sufre, no se entera. Es un segundo y la hoja entra en el pecho trabándose por un segundo en la solidez de sus huesos.
La vieja se adhiere como ventosa, boca con boca, aspirando el alma que se suelta y huye. Tiene que ser el momento justo, ni un segundo antes, ni un segundo después.
El cuerpo exánime cae pesadamente.
La vieja espera los efectos secundarios, se le fisuran las manos, ve la sangre correr por los antebrazos y exclama enérgica.
-Un sacrificio para vos, mi Señor, te doy la voracidad de esta vida y a cambio pido la beldad que supe poseer.
La llaga en la palma de la mano derecha se agranda dejando entrever un ojo grosero. La mujer sabe que pasaría pero se aterra. Grita y trata de cerrar la herida con la otra mano.
El ojo emerge saltón, con las pupilas negras dilatadas y la mira sin darle tregua a la desesperación que la mujer siente.
Cerca de la muñeca se abre otra llaga y se ve en el interior, entre los músculos venas y huesos… una boca.
-No tenías que ofrecerme esa vida, me llevaré tu alma a cambio de la belleza que quieres- le respondió, y con cada palabra que pronunciaba grandes lonjas de coágulos resbalaban por el antebrazo.
Se cierran las llagas.
Siente como juega su sistema con el anonimato que se ha incorporado, lo embruja… lo domina.
Hay una mujer muerta y una casi adolescente que huye del lugar, el rostro impecable, tierno, bello. Los ojos blancos, muertos, el hedor de la muerte escapándole como halitosis por los labios rosados.
La vieja espera los efectos secundarios, se le fisuran las manos, ve la sangre correr por los antebrazos y exclama enérgica.
-Un sacrificio para vos, mi Señor, te doy la voracidad de esta vida y a cambio pido la beldad que supe poseer.
La llaga en la palma de la mano derecha se agranda dejando entrever un ojo grosero. La mujer sabe que pasaría pero se aterra. Grita y trata de cerrar la herida con la otra mano.
El ojo emerge saltón, con las pupilas negras dilatadas y la mira sin darle tregua a la desesperación que la mujer siente.
Cerca de la muñeca se abre otra llaga y se ve en el interior, entre los músculos venas y huesos… una boca.
-No tenías que ofrecerme esa vida, me llevaré tu alma a cambio de la belleza que quieres- le respondió, y con cada palabra que pronunciaba grandes lonjas de coágulos resbalaban por el antebrazo.
Se cierran las llagas.
Siente como juega su sistema con el anonimato que se ha incorporado, lo embruja… lo domina.
Hay una mujer muerta y una casi adolescente que huye del lugar, el rostro impecable, tierno, bello. Los ojos blancos, muertos, el hedor de la muerte escapándole como halitosis por los labios rosados.
14 comentarios:
Soy la prime?? Pues de mi no vas a sacar una jovencita, una viejecita tal vez, no más, así que déjame comentar tranquila, je,je,je.
Jo! Es que me los pones como escarpias! Compasión ninguna, confirmo su sadismo, de lejos, pero confirmado queda. ¡Qué capacidad de inventiva! Eres genial, intensa y adictiva!!!
Besos mi princesa!!
GRACIAS POR PASAR AMIGA!
Espeluznante de principio a fin, con esa poesía oscura que caracteriza tu prosa.
Este cuento es para aullar en serio
Bravo amiga!!!
Un beso
GRACIAS PATRICIA!
Querida Diana:
Son las 23.43, en la paz del hogar y mientras comienza a llover en Buenos Aires, yo me deleito con el más puro terror literario. Impresionante mujer! Es como ver una peli! Sin duda tienes un don! Besos de admiración!
besos Bee
GRACIAS POR PASAR Y LEERME
Muy bueno Diana! Me hizo reflexionar acerca de esas horribles mujeres operadas que tienen aspecto juvenil pero que se les nota añosas por dentro.
Volviendo al tema del cuento, mirate la peli "The skeleton key".
Besos
Vaya... da que pensar incluso jejeje pone los pelillos de punta.
Muy interesante!!
Me ha gustado :)
Un besote!
un besote para ambas, Renate y Shorby, gracias por pasar!
Escarcha,joer que miedo me has metido en el cuerpo mujer y yo sola en casa.mejor me voy a la calle no vaya a ser que el diablo ande rondando.
Me encanto tu relato,desde el principio al fin.
Nos vemos pronto.
Besazos.
BESOS MORGANA!
Ayyyyy! Mira q me gusta a mí esta vena sádica q puja por brotarme del cuello..., pero hoy toca ser ángel...
:)
Buen día mi dulce Diana y mil besos!!!!
Genial, me has puesto los pelos de punta! Me gusta tu blog, te sigo!
GRACIAS POR PASAR MALE
BIENVENIDA MISS BITTERSWEET!
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