-No se puede respirar- pensó mientras subía las escaleras.
Imaginó que si estas hubiesen sido de madera y crujieran bajo el peso humano, habría sido una escena perfecta en una película de terror. Pero no lo eran. Tenían unos cerámicos con exquisitos diseños, tal vez no eran de calidad pero no por esto menos bonitos.
Buscó las llaves.
Tres pisos por las escaleras, y el corazón le quería salir, tenía que ejercitarse un poco más.
Carolina trabajaba en el edificio de al lado, y en el que se hallaba ahora era sólo para guardar papeles, estaba deshabitado desde hacía un par de años, ignoraba el porque.
¡Un lugar tan bonito destinado sólo para guardar papeles y objetos en desuso!
Era la nueva, no podía hacer muchas preguntas pero estaba segura que con el tiempo se le aclararían varias dudas.
La llave entró perfectamente, giró una vez y la segunda se resistió un poquito pero se abrió sin mayores inconvenientes. El aire viciado, olía a madera vieja y papel mohoso. El archivero estaba con llave, nuevamente búsqueda. Escuchó un crujido en una puerta contigua y recién sintió miedo.
-¿Y si era una broma?- pensó tratando de serenarse.
Levantó los papeles que buscaba tomándose su tiempo, tarareando una canción, si la estaban filmando o mirando desde algún recoveco nadie la vería temblar o gritar espantada. Se puso los auriculares y prendió el mp3.
Candy from strangers sonó con estridencia, le bajó un poco el volumen y tarareando siguió con el trabajo de sacar las carpetas que tenía anotadas en un papel.
Catalina con los auriculares puestos no escuchaba crujir la puerta.
Catalina con los auriculares puestos no escuchaba el sonido estertóreo de una respiración grave detrás de la puerta.
Apiló las carpetas, las sostuvo en varias posiciones en ambos brazos y se dio cuenta de que no podría con todas. No había otra opción que hacer dos viajes, las dividió en dos, tomó una pila y salió sonriente. Satisfecha por su eficiencia.
Cuando cruzó hacia el otro edificio por una puerta que estaba en la planta baja y que los comunicaba se encontró con dos de sus compañeras, expectantes, con los ojos abiertos grandes, casi, casi conteniendo la respiración.
Catalina hizo como que nos las veía y se dirigió al despacho de su superior, dejó las carpetas y explicando que tendría que hacer un segundo viaje salió con aire magnánimo y triunfal.
Susana la interceptó.
-¿Todo normal?
-No entiendo- contestó la nueva acomodando los auriculares en la mano para volver a usarlos al cruzar.
-Se dicen cosas del edificio de al lado- intervino Marcela
Era tal el espanto que se dibujaba en ambas caritas que Catalina sintió un escalofrío en la espalda.
-Todo normal. Hace calor pero es porque está todo cerrado- quiso seguir su camino pero la curiosidad pudo más, retrocedió- ¿Qué se dice?
-Sé que lo cerraron hace como cinco años después de unas desapariciones, se escuchan ruidos. Me pasó quedarme a sacar fotocopias hasta deshora y escuchas como crujen cosas en el edificio de al lado.
-¿Quien desapareció?- preguntó Catalina cada vez más espantada.
-¡Yo también lo sentí!- casi grita Marcela y se aproximó a Susana para darle la mano.
-¿Quien desapareció?- volvió a preguntar Catalina con los ojos mojados por el susto.
-¿Recuerdas el día que nos pidieron los papeles de los archivos 51 y 56? yo me crucé, eran las 4 de la tarde y teníamos que terminar si o si. No existía posibilidad de dejarlo para otro día. Corrí por esas escaleras, pero tu juro que cuando me iba, la puerta que está en la habitación del archivero y que al entrar estaba cerrada, en ese momento se encontraba semiabierta.
-Yo vi esa puerta- susurro Catalina olvidándose momentáneamente del desaparecido.
-Señorita- llamó una voy hombruna.
Las tres saltaron del susto. La nueva volteó el rostro sabiendo quien la llamaba.
Su superior desde la puerta la observaba.
-Necesito los expedientes hoy, por favor- exhortó y Catalina mirando nuevamente a sus compañeras cruzó la puerta, tratando de ocultar el sudor en la frente y las manos crispadas.
Imaginó que si estas hubiesen sido de madera y crujieran bajo el peso humano, habría sido una escena perfecta en una película de terror. Pero no lo eran. Tenían unos cerámicos con exquisitos diseños, tal vez no eran de calidad pero no por esto menos bonitos.
Buscó las llaves.
Tres pisos por las escaleras, y el corazón le quería salir, tenía que ejercitarse un poco más.
Carolina trabajaba en el edificio de al lado, y en el que se hallaba ahora era sólo para guardar papeles, estaba deshabitado desde hacía un par de años, ignoraba el porque.
¡Un lugar tan bonito destinado sólo para guardar papeles y objetos en desuso!
Era la nueva, no podía hacer muchas preguntas pero estaba segura que con el tiempo se le aclararían varias dudas.
La llave entró perfectamente, giró una vez y la segunda se resistió un poquito pero se abrió sin mayores inconvenientes. El aire viciado, olía a madera vieja y papel mohoso. El archivero estaba con llave, nuevamente búsqueda. Escuchó un crujido en una puerta contigua y recién sintió miedo.
-¿Y si era una broma?- pensó tratando de serenarse.
Levantó los papeles que buscaba tomándose su tiempo, tarareando una canción, si la estaban filmando o mirando desde algún recoveco nadie la vería temblar o gritar espantada. Se puso los auriculares y prendió el mp3.
Candy from strangers sonó con estridencia, le bajó un poco el volumen y tarareando siguió con el trabajo de sacar las carpetas que tenía anotadas en un papel.
Catalina con los auriculares puestos no escuchaba crujir la puerta.
Catalina con los auriculares puestos no escuchaba el sonido estertóreo de una respiración grave detrás de la puerta.
Apiló las carpetas, las sostuvo en varias posiciones en ambos brazos y se dio cuenta de que no podría con todas. No había otra opción que hacer dos viajes, las dividió en dos, tomó una pila y salió sonriente. Satisfecha por su eficiencia.
Cuando cruzó hacia el otro edificio por una puerta que estaba en la planta baja y que los comunicaba se encontró con dos de sus compañeras, expectantes, con los ojos abiertos grandes, casi, casi conteniendo la respiración.
Catalina hizo como que nos las veía y se dirigió al despacho de su superior, dejó las carpetas y explicando que tendría que hacer un segundo viaje salió con aire magnánimo y triunfal.
Susana la interceptó.
-¿Todo normal?
-No entiendo- contestó la nueva acomodando los auriculares en la mano para volver a usarlos al cruzar.
-Se dicen cosas del edificio de al lado- intervino Marcela
Era tal el espanto que se dibujaba en ambas caritas que Catalina sintió un escalofrío en la espalda.
-Todo normal. Hace calor pero es porque está todo cerrado- quiso seguir su camino pero la curiosidad pudo más, retrocedió- ¿Qué se dice?
-Sé que lo cerraron hace como cinco años después de unas desapariciones, se escuchan ruidos. Me pasó quedarme a sacar fotocopias hasta deshora y escuchas como crujen cosas en el edificio de al lado.
-¿Quien desapareció?- preguntó Catalina cada vez más espantada.
-¡Yo también lo sentí!- casi grita Marcela y se aproximó a Susana para darle la mano.
-¿Quien desapareció?- volvió a preguntar Catalina con los ojos mojados por el susto.
-¿Recuerdas el día que nos pidieron los papeles de los archivos 51 y 56? yo me crucé, eran las 4 de la tarde y teníamos que terminar si o si. No existía posibilidad de dejarlo para otro día. Corrí por esas escaleras, pero tu juro que cuando me iba, la puerta que está en la habitación del archivero y que al entrar estaba cerrada, en ese momento se encontraba semiabierta.
-Yo vi esa puerta- susurro Catalina olvidándose momentáneamente del desaparecido.
-Señorita- llamó una voy hombruna.
Las tres saltaron del susto. La nueva volteó el rostro sabiendo quien la llamaba.
Su superior desde la puerta la observaba.
-Necesito los expedientes hoy, por favor- exhortó y Catalina mirando nuevamente a sus compañeras cruzó la puerta, tratando de ocultar el sudor en la frente y las manos crispadas.
continuará
9 comentarios:
Nos hemos estado leyendo una a la otra amiga, qué hermosa coincidencia.
Y que en verdad me dejás aullando. Espero con ansias la continuación
Un beso grandísimo.
No no no no!!!! Y ahora cómo me aguanto?????? Escarcha, pedazo de mujer insensible! Me quiero matarrrrr!!! JAJAJA!!! Dependo IRREMEDIABLEMENTE de vos para saber como sigue!!!!!! Te invito "amablemente" a publicar la continuación. De acuerdo??????? Me pueden estas historias! Abrazo enorme Di!!!!!
:-D
GRACIAS POR PASAR AMIGAAAS
siempre me siento acompañada sabiendolas del otro lado del computador.
gracias de nuevo
ESCARCHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA....¿Y ahora qué?No sé si podré soportar la tensióm hasta la próxima entrada.
Me encantó,tiene buena pinta.
Mil besos.
BESOS MORGANA
No se como te lo digo,.....¡¡¡¡TE HE DICHO CIENES Y CIENES DE VECES QUE ESPERAR NO ES LO MÍO....!!!!!JA,JAJA
VALE MUCHIIIISSSSIIIIMMMOOO LA PENA ESPERARTE, PORQUE LA RECOMPENSA ES MAYOR.
Me mosquea la tal Carolina del principio, ¿fue la que desapareció? Grrrrrrrr. No se para que pregunto si no me vas a avanzar ni un cachito. Je,jeje, Estoy esperando, ya me lo he leído tres veces, te lo puedo contar con los ojos cerrados.
No hay besos hasta el ending.
GRACIAS POR PASAR MIMOSA!!!!
;-D
(nunca se me hubiese ocurrido que Catalina fuera la desaparecidaa!!!! jajaja sos una escritora nata mujer, tendrías que hacer una historia paralela a esta y despues vemos que sale!!!)
y ahora qué pasaaaaaaaaaa??!!
no tardes en colgar la continuación! xDD
besotesss
gracias por pasar shorby!!!
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