El aire tibio de octubre se filtraba por cada poro en la piel.
Las calles tenían el color de la primavera florecida, el cielo clamaba libertad a ojos llenos, el sol sacaba pecho y se henchía de hombría, mas Cándida se escondía en el sótano con su urna apretada al pecho.
Cada vez que el maldito octubre llegaba, todo el mundo giraba de una manera tan infernal y grandilocuente, que ella sabía que no podría seguirle el paso, entonces se ocultaba de la vida.
El maldito octubre.
La melancolía de años anteriores devino en angustia, impotencia, rabia, llanto.
Tenía los brazos para devolver y sentir alivio, ¡si, ella experimentaría el alivio una vez que los devolviera!, recuperaría su vida y se sentiría a salvo de la pesada culpa que le oprimía el cráneo dejándola convertida en una mujer intolerante, huraña, taciturna, extraña.
Echó carbón en el gran horno y estuvo un tiempo largo mirando las llamas crecer.
Después de esto sería libre todos los octubres de su vida.
Los malditos octubres.
Subió y encontró a su musa mirando televisión.
-Emilia- le dijo despacio entregándole un papel.
La mujer lo tomó sonriente, su escultora le escribía poemas de vez en cuando y se emocionó apenas vio un escrito, así que lo leyó con ternura.
Las calles tenían el color de la primavera florecida, el cielo clamaba libertad a ojos llenos, el sol sacaba pecho y se henchía de hombría, mas Cándida se escondía en el sótano con su urna apretada al pecho.
Cada vez que el maldito octubre llegaba, todo el mundo giraba de una manera tan infernal y grandilocuente, que ella sabía que no podría seguirle el paso, entonces se ocultaba de la vida.
El maldito octubre.
La melancolía de años anteriores devino en angustia, impotencia, rabia, llanto.
Tenía los brazos para devolver y sentir alivio, ¡si, ella experimentaría el alivio una vez que los devolviera!, recuperaría su vida y se sentiría a salvo de la pesada culpa que le oprimía el cráneo dejándola convertida en una mujer intolerante, huraña, taciturna, extraña.
Echó carbón en el gran horno y estuvo un tiempo largo mirando las llamas crecer.
Después de esto sería libre todos los octubres de su vida.
Los malditos octubres.
Subió y encontró a su musa mirando televisión.
-Emilia- le dijo despacio entregándole un papel.
La mujer lo tomó sonriente, su escultora le escribía poemas de vez en cuando y se emocionó apenas vio un escrito, así que lo leyó con ternura.
No quiero juntar los pedazos,
No quiero rearmarme de nuevo.
Deseo dejar los capítulos tirados
volando a merced del viento del sudeste.
Que cada hexágono de pena, valor, sonrisa y dolor
encuentre solitario su encastre perfecto,
que el mañana haga alianza con el destino
y juntos promuevan una nueva mujer,
para que el amanecer descubra
los ojos, las garras y mis dientes puntiagudos
amainados por la mano generosa de un nuevo ser,
que puje y dilate la magnánima existencia
para ser otra vez.
Quiero una segunda oportunidad.
No lo entendió, levantó la mirada con cierto temor, y ya no estaba.
Algo iba a suceder, Cándida la asustaba, un presentimiento le hizo mirar hacia el mueble vidriado donde guardaba la urna con las cenizas de la madre muerta... no estaba.
Un estremecimiento le recorrió la espalda, no se quedaría ni un minuto más.
Intentó huir pero la puerta estaba cerrada con llaves y estas habían desaparecido, se dirigió hasta la pieza, abrió la ventana y cuando estaba por saltar unas manos le tomaron del tobillo.
Cándida la miraba impávida desde la oscuridad y un filo brillaba en lo alto de su mano derecha.
Emilia chilló y la empujó, pero la escultora la tomó del brazo y con el bisturí le hizo un corte en la garganta antes de caer. La mujer se tapó la herida horrorizaba mientras sentía como un hilo de sangre corría por entre sus dedos.
-Necesito tus brazos, amor mío, necesito tus brazos para poder seguir esta vida de mierda- clamó Cándida con la voz ronca, la mirada perdida y casi como una poseída se levantó en un instante tirándose sobre la musa que luchó por mantener alejado de su cuerpo la mano que mantenía el filo en lo alto.
Cuando Emilia logró tirarla hacia un lado la pateó con fuerza, saltó la ventana, corrió hacia la pared que delimitaba el patio y comenzó a brincar como desesperada tratando de asirse de algo para poder sortear el obstáculo, gritaba pidiendo ayuda, no quería mirar hacia atrás, no quería mirar y encontrar el filo brillante a centímetros de su piel.
...
Cándida la miraba desde la oscuridad de la habitación, había extendido los brazos para sujetarla y la luz de la luna los había iluminado de una manera extraña, dejando al descubierto ante su ojos una belleza que tal vez nunca imaginó que pudiera existir en ella.
Si debía devolver los brazos, tendrían que ser los de su misma sangre.
Retrocedió lentamente, sonriente, comprendiendolo todo, después de tantos años ¡lo entendía todo!... sus malditos octubres estaban por terminar.
Se sentó a la mesa y observó a su madre en el extremo opuesto, sentada, mirándola atenta.
-Ahora te los doy, madre querida- le dijo presurosa pero con una paz que desde su adolescencia no experimentaba...
y el filo del bisturí comenzó a cortar desde el hombro.
Si debía devolver los brazos, tendrían que ser los de su misma sangre.
Retrocedió lentamente, sonriente, comprendiendolo todo, después de tantos años ¡lo entendía todo!... sus malditos octubres estaban por terminar.
Se sentó a la mesa y observó a su madre en el extremo opuesto, sentada, mirándola atenta.
-Ahora te los doy, madre querida- le dijo presurosa pero con una paz que desde su adolescencia no experimentaba...
y el filo del bisturí comenzó a cortar desde el hombro.
FIN
17 comentarios:
El llegar tarde a los anteriores por mis vacaciones me ha permitido leerlo todo junto, y todavía tengo la respiración entrecortada.
Impresionante relato querida amiga, excelente diría yo,
MADROCA SE TE EXTRAÑÓ MUCHO!!!
ES UN GUSTO ENORME QUE TE GUSTARA EL CUENTO.
SALUDOS AMIGO
Excelente Escarcha, todavía estoy aullando.
gracias por pasarte y leerme Patricia!
Ay, Escarcha, qué dura es la culpa, como cien heridas aullantes. Impresionante. Gracias
Gracias Córdoba por tu comentario!
¡Cómo te lo explico! ¡Cómo hacerte sentir el escalofrío que recorre en este momento mi cuerpo! UFFFF!
¡Le diste la vuelta a lo previsto! ¡Se escapó su musa y ella...........
TREMENDO!
ME QUITO EL SOMBRERO, Te doy todos los besos y abrazos que te debía.
A BOCAJARRO.
GRACIAS MIMOSA!!!!
me alegra mucho que te gustara el texto!!!!
besos niña linda
como siempre, yo, el redundante... me quedo sin sinónimos, sin expresiones originales, me da vergüenza mi cortedad expresiva, pero no puedo dejar de gozar de tu escritura... así de simple, querida amiga, un honor y un placer leerte
Abrazo
GRACIAS LEGASPI!!
UN GUSTAZO QUE TE PASES POR AQUI
Q se hizo la luz en la originalidad y en la fuerza de la palabra y to2s de a una "abrimos los ojos" y estiramos los párpados para dejar q Escarcha nos inundara y nos hiciera adictivos, primero de a poco, después en dosis más altas..
Pero es q yo ya estoy preparada para morir de sobredosis!!
(Hoy me levanté "rara".. Será por la lluvia!)
Te requiero,D!
Male.
te quiero mucho Male!
gracias por pasar por mi blog
Siempre dejando la respiración cortada, hasta la última linea del final...
Esto si que es suspense...
gracias por el comentario mi Musaraña amiga!
Ayyy querida Diana!!! Cómo ayuda leer a los amigos... Notable historia y un final acorde con la maestría que demostraste a lo largo de todas las entregas.
Gracias por aliviar mi mente y cobijar mi corazón! Un beso enorme!
gracias por tu comentario mi querida Bee, espero que estés bien mi niña!
SALUDOS
Q tengas muchísimos momentos re_dulces en esta semana q ya comenzó..
Bss enorme!
Male.
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