
Las últimas noticias dicen que se están levantando.
Todo comenzó hace unos días atrás, 5 o 6 tal vez, los serenos en los cementerios huyeron en masa, los sicólogos hablaban de histeria colectiva.
En las noches de guardia se escuchaban sonidos extraños, casi todos dirigían el haz de luz de sus linternas hacia el perímetro del cementerio buscando extraños intentando entrar.
En ninguna mente sana cabía la posibilidad de que los ruidos proviniesen de las profundidades de las tumbas.
La tierra se aflojaba, se sentían pequeños temblores.
Con la claridad del amanecer descubrían la tierra removida, como si esta estuviera siendo ablandada, descomprimida... desde sus entrañas.
Se habló de una broma de mal gusto, se acercaba el día de los muertos y en todos los camposantos pasaba los mismo ¡y de noche! cuando sólo los cuidadores o serenos eran testigos.
Los mas escépticos levantaban dedos acusadores, los creyentes se persignaban y dejaban de visitar a sus fieles difuntos.
Al cuarto día el ochenta y cinco por ciento de los cuidadores renunciaba a sus puestos, solo quedaban aquellos que no podían darse el lujo de abandonar el trabajo. La paga era necesaria.
La tierra seguía siendo aflojada.
Hace tres días comenzaron los olores nauseabundos y ya no hubo manera de que alguien quedara de noche a cuidar que el reposo de los muertos no fuera molestado.
El hedor congelaba el alma.
Algo estaba trabajando sereno y seguro, desde abajo, intentando salir.
Antes de ayer hubo singulares avistamientos de gente extraña caminando por los costados de la ruta en dirección a las ciudades. Se los describen como cuerpos famélicos, sucios.
Los que lograron ver a estos personajes perdieron la cordura y por ende pocos datos se lograron recabar.
Esta mañana las noticias son certeras.
Las radios y patrullas policiales nos piden a través de sus alto parlantes que no salgamos de nuestros hogares y que las puertas y ventanas sean clausuradas... porque ellos se están levantando.
No se que será de mi pequeña provincia a partir de ahora, ya se habla de que se cortaron las rutas.
Tengo miedo. Creo que yo, como todos, estamos esperando lo peor y no se si lo que nos imaginamos pueda ser tan horroroso como los que nos tocará vivir.
Espero tener la oportunidad de volver a escribirles algún cuento de terror, internet está fallando y la electricidad se corta seguido.
Me despido de vosotros por si este fuera... mi último texto.