-Tenemos todos los colores habidos y por haber, los sonidos más pulcros y los que te revientan los tímpanos y te cateterizan el corazón, los olores más sabrosos y los sabores más estrepitantes de esos que te dejan el paladar extasiado. Aún en este ropero pequeño, si cambias el cristal de tu mirada, los puedes encontrar. Ser un cuco no es tan malo. En cada estereotipo en el que te cataloga la vida por muy tenebroso o apretujado que sea para vivir, le tienes que encontrar el click, la vuelta de rosca. Desestimar lo que te confunde o desagrada y absorver aquello que le da sentido a todo. Lo demás no importa. Ningunealo.
Está bien, estoy medio apretadito, me tirán las sábanas sin doblar encima, las perchas con los abrigos pesados me caen en la cabeza cada dos por tres.
Pero... he descubierto que si asusto al niño, él buscará el coraje y algún día me enfrentará.
¡¡A fuerza de espantos, lo terminaré haciendo fuerte!!
¿Ves? hasta los cucos escondidos en los roperos tienen una buena razón de ser.
¡Malenita querida! ¡Sé un buen cuco! Sacá tu peor cara, tus colmillos más puntiagudos y las garras negras y afiladas del baul de las tinieblas y cuando aparezcan los tormentos dales el susto de sus vidas, para que huyan lejos con los calzones sucios.
Un cuco en un ropero es útil, todos deberíamos tener alguno.
Desde las sombras también pueden surgir las luces más estrambóticas.
2 comentarios:
Q "cucos" más dulces...!
Te quiero, mi niña!
Male.
Hasta los cucos tienen corazón!!
Cada relato tuyo es una sopresa, debe ser una gozada ver el mundo con tus ojos
:)
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