Monstruos que retozan en este sitio:

jueves, 21 de enero de 2010

Cuando no... ¡siempre yo!


Siempre yo con mi predisposición hacia lo oscuro, lo morboso. Siempre yo buscando respuestas o preguntas o acertijos. Siempre yo con el cuaderno y el lápiz bajo el brazo pronta a convertir nimiedades en relatos de ultratumba.
¿Cuando dejaré de ser yo y me convertiré en alguien más... normal? ¿Llegará el día en el que suplante mi cuaderno por una bolsa de compras? ¿Mi lápiz negro por un rubor para el rostro o un rimel de pestañas?
Todas estos pensamientos surgían mientras hacía el último trecho a pie al cementerio.
Dos semanas sin una idea. ¡Dos semanas sin ninguna idea! La solución estaba en salir a buscarlas.
Me aseguré de dejar la entrada principal atrás, quería ingresar por el costado, donde me habían comentado que existía un boquete en la pared perimetral.
El cementerio tenía sus buenos siglos. Las tumbas tenían el oscuro diseño de la tristeza. Caminé segura, sabía el lugar exacto, unos cuantos metros más y tenía que llegar a la parte más antigua de la necrópolis donde las tumbas estaban corroídas por el abandono y los años.
Existían cajones rotos y si tenías suerte podías encontrar restos de algún hueso. Pero no era eso realmente lo que buscaba.
Quería experimentar con lo sobrenatural.
Quería ver alguna luz, una sombra pasar, un movimiento extraño o escuchar algún ruido inexplicable, un lamento, un susurro... algo que me espante y despierte la imaginación dormida.
Aguardé con el cuaderno cerrado en mis piernas, sentada sobre los restos de una tumba destruida, aproximadamente 1 hora.
Ya había oscurecido y tenía susto por la noche pero aún ningún indicio de algo fuera de lo normal.
Pasaron 2 horas, 2 horas y media, 3 horas.
Miré el reloj, las 12 de la noche. Lo peor que me podía suceder es que me robaran el auto, era mejor volver. Salir de la necrópolis no fue tan sencillo. Entrar con la luz de la tarde lo había facilitado todo. Encontrar la salida con la luz de una tenue luna no lo era tanto y mi linterna no era de las mejores.
Caminé tratando de guiarme por las tumbas que había inspeccionado mientras buscaba el lugar acorde. Llegar el boquete por el que había ingresado me llevó casi 40 minutos. Salí con un poco de dificultad, me caí atorándome el pie con unas ramas, me raspé los codos con los muros... al menos podría escribir sobre eso pensé cuando escuche la voz.
No era un lamento, no era un quejido o una voz agónico. Había sonado fuerte y segura.
-Diana- gritó y volví el rostro por el hueco en la pared.
No era un fantasma. Era gente. Habían muchas personas paradas mirándome.
Me habían seguido todo el trayecto, con paso seguro y silencioso, sin arrastrar pies o quebrarse en dos.
Los hombres estaban vestidos de rigurosos trajes y corbata. Las mujeres con hermosos vestidos. Los niños con algún juguete entre las manos.
-¿Sobre que quieres escribir?- me preguntó uno de ellos.
Y no respondí, seguía agachada mirando por el hueco y no es que era por mi valentía sino porque las piernas no me respondían y tenía el corazón tan acelerado que si hubiese abierto la boca para gritar lo habría escupido.
-Somos cuerpos que se pudren, abrimos los ojos cuando todos se van y existimos en este estado intermedio hasta que nuestros dolientes dejan de llorarnos, cada vez que vienen a visitarnos y nos lloran, cargan sin saber la energía que mantiene los cuerpos moviéndose, descomponiéndose delante de nuestros propios ojos. Somos lo que causa terror en las películas y la trama principal de la que se ufanan los escritores de terror.
Pasamos la vida temiendo lo que vive en la oscuridad de los cementerios y nos morimos luego para comprobar que todo aquello... en realidad existe.
Los que perdieron la vida y sus cuerpos no fueron encontrados nunca, también caminan y están fuera del cementerio, tratando todas las noches de acercarse a alguna ruta para ser encontrados por algún ocasional transeúnte.
Él por ejemplo- y señalo a mis espaldas.
Lo que había atrás era el vivo ejemplo de un zombi. La camisa hecha jirones, la cabeza abierta con un corte que llegaba hasta la cuenca derecha donde antes había un ojo.
Eso fue lo último que vi, la cuenca vacía, el agujero por donde seguro que si mirabas de cerca no solo verías lo que quedaba del cerebro sino también olerías la grosería que la muerte les hacía.



Aún escribo. Aun me muevo con el cuaderno y mi lápiz bajo el brazo.
Pero no camino sólo de noche, no. Me gusta causar impacto. Me gusta sentir el horror de los que entran al cementerio y me encuentran de repente saliendo de alguna cripta. Con el rostro descompuesto, los ojos secos y blancos, las encías sin dientes, los gusanos colapsando los oídos.
La mancha de sangre seca en la camisa y el hueco en el lado izquierdo del pecho.
Las mejores historias surgen ahora.
Los papeles se amontonan en la zanja donde me tiraron los tiranos nocturnos que no pudieron con la envidia de verme sana, viva, con el corazón bombeando sangre y radiantes colores rosas al rostro.
Cuando encuentro algún visitante perdido en la necrópolis y me apropio de sus latidos no lo hago por envidia si no para crear historias nuevas.
Mis motivos se justifican.
El oficio de escritor merece que de vez en cuando algunos latidos se sacrifiquen en su honor.
Es lo que hago. Ahora los papeles se amontonan y se pudren también. Es una lástima que esta historia se tenga que perder. No puedo darla a conocer porque todo lo que hacemos los "sin vida" debe quedar entre nosotros, si algo sale, si alguien leyese esto, seguramente sería buscado por la mano invisible de la muerte y traído aquí, junto a los que nos movemos en la oscuridad de la pesadilla.

Y yo no quiero eso... ¿o si?

5 comentarios:

Musaraña dijo...

Guau...lo he leido de una tacada, casi sin respirar. Tan bien contado todo que temo que vengan a por mi.

Me ha gustado esa necesidad de escribir que te lleva a ser el propio objeto de la historia.

Muy bueno, :)

Anónimo dijo...

WOOWW Me encantó tu historia!
En cuanto tengo más tiempo me pongo al día con tu blog. Te sigo!
Un saludo.

http://tentretengo.blogspot.com

madroca dijo...

Creia que tendrías dificil superarte con tus últimos post, veo que me equivoque completamente, fascinante como sin darte cuenta nos metes en tu relato, chapeau escarcha.
Espero el próximo

Malena dijo...

LUJO LEERTE, Y VER KMO T MUEVES
X L INQUIETANTE "MUNDO_DE_LA_OSCURIDAD"EN EL Q TO2S SEGUIMOS TUS HUELLAS ÁVIDOS DE ENCONTRAR "NEkTAR CON SABOR A ZOMBIE"!

NUNCA kAMBIES, XQ EL MUNDO DE LA NOCHE NO SERÍA EL MISMO...!
LA LItERATURA TMPOkO!!!!

Bss!

Malena

Marucha dijo...

tus relatos son terriblemente hermosos !!!!!!

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