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domingo, 7 de octubre de 2012

La podadora


Quería ofrecer resistencia a la unificación social: sus reglas, doctrinas y otras yerbas que nos congregaban alrededor de una paleta de colores uniformes.
Todo en bien del prójimo, para no dañarlo, para que no se sienta intimidado y pueda vivir en paz y felicidad. 
Pero las leyes de convivencia eran violadas a diario y ella podía verlo en cada paso que daba por las veredas, y los que se animaban a remar en contra de la corriente tenían algo en común: el pelo suelto y olor a viento. Imaginó que ahí podría estar la clave de la revolución, estaba un poco hastiada de su vida ocre y quería ser parte del movimiento revolucionario, la sociedad le podía imponer sus normas pero estaba en ella mandarlas a la puta que los pario.
Le faltaba el aire de sólo pensarlo, así que para poder comenzar de a poco e ir acostumbrando su organismo al cambio, decidió iniciar su revolución desde la casa: ¡¡¡Dejaría de cortar el pasto!!!!! y no sonrían,que el tema no era moco´i pavo.
Cada día se levantaba y antes de cepillarse los dientes o pasarse un peine por el cabello enmarañado, tomaba la regla y medía la altura del césped: 10 cm era lo justo, ni un milímetro más. ¡Pero eso ya era historia! La sociedad y su discurso sobre la conservación del hogar en estado de limpieza absoluta para que no se generen plagas como víboras, roedores o duendes africanos venenosos estaba a punto de ser tirada a la basura, y si alguien se acercaba a decirle algo, se soltaría el cabello trenzado y los atacaría con sus nuevas ideas liberales... y que dicho sea de paso, distaban de ser altruistas.
La nueva mujer se sentó en la puerta de la casa a ver crecer el césped, tiró a la calle la regla para no tentarse y se abstuvo de comer para no seguir vomitando cada vez que se cercioraba de los milímetros de plantas que absorbían altura, oxígeno y visibilidad.
Durante un mes se paseó por el interior de la casa, con la ropa sucia, el rostro demacrado, ingiriendo mínimas raciones de comida y agua. Miraba de reojo la podadora y se mojaba con orgasmos feroces. ¿Sería posible que la revolución empezara desde lo insano? ¿Estaban locos los que pensaban distintos y querían romper el yugo, para levantarse como seres individuales e independientes, del grupo mayoritario? ¿Ella quería eso?
Al cuadragésimo día decidió que los cambios no eran para ella, que necesitaba sentirse parte del tibio confort de no decidir, de imitar, sonreír y vagar por la existencia siendo la excelente persona que siempre fue.
Tomó la podadora, abrió la puerta y un monte de dos metros cincuenta de altura la atrapó entre sus garras espinosas, gritó alarmada, intentó entrar nuevamente pero las serpientes se le enredaron en las piernas y las arañas subieron buscando los orificios de la cara para poder anidar y tener crías.
A la vecina la encontraron muerta, abrazada a su podadora, en medio del jardín, con un pasto de casi 80 centímetros. Todos negaban con la cabeza cuando vieron a los forenses luchar por separar las manos duras del mango de la cortadora de césped, no había dudas, ser distinto no sólo era insano... ¡ponía en peligro sus vidas!

11 comentarios:

MORGANA dijo...

¡¡Guau!!
Este relato me atrapó de principio a fin.
Ser clones es lo que tiene,no permite que puedas pensar por tí misma.
Besos.

Enmascarado dijo...

Tu lectura siempre engancha. Bien construida y reivindicativa. Prometo afeitarme mañana, sin duda.

Besitos.

Anónimo dijo...

Hola Escarcha , un relato muy bueno , la verdad es que las neuras de uno acaban pasando factura , me gusto mucho besos de Lm.

Humberto Dib dijo...

Muy bien llevado, fue uno de esos relatos que no sabía dónde iban a desembocar.
Perdón que me vaya rápido, pero tengo el pasto demasiado alto en mi jardín.
Un beso.
HD

Bee Borjas dijo...

Epaaaa!!! Estás escribiendo fenomenal! Con tu estilo bien terrorífico, lográs un texto que te deja reflexionando de manera brutal. Merde! Que se hace difícil, no seguir la manada, no? Ovarios son los que nos sobran, Escarcha querida!
Avanti, morocha!!!
Me encantó!
Besos embrujados, amigaza!!!

Pedro Sánchez Negreira dijo...

Es fantástico ver como cada día pules más tu propio registro, Escarcha, cómo leyéndote podemos encontrar tu marca propia. Esa es la voz real del autor, la que siempre le acompañará. Sinceramente, me alegra mucho por ti; dado que no es fácil llegar a ella.

Un abrazo,

Peregrino dijo...

¡Muy bueno Escarcha, muy bien construido y muy bien logrado! ¡Felicitaciones! como bien dijo otro admirador: te dejo, me voy a cortar el pasto porque ya está un poco crecido...!!! Abrazo

Chaly Vera dijo...

Cada dia eres una sorpresa, besos

Gala dijo...

Dios! como echaba de menos tus historias.
El último parráfo es tan impactante como "insano"...jejeje, no , es bromita.
La verdad es que dibujas la escena con un realismo que cuesta quitarse de la cabeza el dibujo de esa anciana con la podadora agarrada con fuerza entre sus débiles manos cansadas y viejas.

Un placer leerte amiga.

A poco que me recupere estaré de vuelta al 100%. Ya queda menos.
Gracias por tus amables palabras siempre.

Besitos mediterráneos.

Shorby dijo...

Cuando he leído el título, esperaba otra cosa totalmente diferente, me has sorprendido mucho. Curioso, desde luego =)

Besotes

Carlobito dijo...

Me quedé un poco preocupado con la advertencia final, pues soy insanamente diferente :)

Pero el peligro vale la pena.

Un abrazo querida amiga... aquí estoy intentando volver jaja :)

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