Monstruos que retozan en este sitio:

domingo, 2 de octubre de 2011

En la ruta...



El autobús de la línea 101 conducido por Jorge Perez hacía su último recorrido. Una somnolencia apacible lo aletargaba por ratos, eran las 3 de la mañana y lo único en lo que pensaba era en la cama calentita y tal vez una buena taza de café con leche para entrar en calor. Si es que el sueño no lo vencía antes.
Timbre, freno.
El último pasajero masculino bajaba antes de entrar por la ruta. De ahí en más serían casi dos kilómetros de monte en los lateras, un recorrido casi siempre sin interrupciones. No había paradas, por lo tanto  aceleraba hasta llegar al siguiente barrio. Una mirada rápida comprobó que le quedaban dos pasajeros dentro. Dos mujeres hermosas. Dos mujeres morenas: una sentada al final y otra unos cuantos asientos más adelante.
El trayecto monótono terminaría por adormecerlo, faltaban unos pocos minutos más, tal vez tres cuarto de hora y estaría listo para regresar al hogar. Tres cuartos de hora, nada más. Le subió el volumen a la radio para despabilarse.
Nueva mirada por el espejo retrovisor.
Al regresar la vista a la ruta, el cerebro adormilado procesa con lentitud la información... había visto sólo a una mujer.
Nueva mirada. ¡una mujer!
Se tentó de dar media vuelta la cabeza, pero no debía hacerlo, seguramente la primera vez había observado mal.
Otro vistazo. La mujer faltante estaba sentada a unos tres asientos detrás de él y la que estaba al final ahora miraba por la ventanilla desde el centro del autobús. Se puso nervioso. Las miró disimuladamente, no tenían cara de asaltantes, aunque últimamente cualquiera podía ser un ladrón o asesino serial.
Murmullos.
Se decían algo entre ellas.
Mirada.
Cada una estaba observando por su ventanilla correspondiente, a varios metros de distancia una de la otra, pero podía observar los labios moverse y el murmullo era nítido.
Incomodidad.
Un perro se cruza y casi lo choca. Tiene que prestar atención a la ruta.
Le baja el volumen a la radio.
Las mira, las escudriña, cada vez están en asientos distintos.
-No deben cambiar de lugar, puede ser peligroso, manténganse sentadas en un mismo asiento- explica en voz alta.
Las dos lo miran por el espejo. Lo miran y le sonríen.
Una de ellas se levanta y mientras se toca los senos se baja la camiseta dejando al descubierto los pechos, la otra larga risitas chillonas.
Jorge Perez, lejos de sentirse seducido siente alarma. Hay algo extraño.
-Siéntese por favor- grita y al instante se siente ridículo, si sus compañeros se enteran del percance y su forma de reaccionar no terminarían de burlarse de él nunca más.
Intenta concentrarse en la ruta, en terminar el trayecto.
Monte, monte, más monte. Sombras, frío, oscuridad.
Le susurran en el oído y grita, llevando la oreja al hombro, pegando un volantazo involuntario, llevando el vehículo hacia un costado.
Se da media vuelta y están paradas en mitad del autobús, abrazadas, tocándose, una de ellas no para de reír chillónamente.
Tira el vehículo hacía el lateral y estaciona.
-Si van a continuar así les voy a pedir que bajen- anuncia furioso, tratando de ser impasible.
Las mira por el espejo retrovisor y no están.
Se da media vuelta alarmado. Está solo.
Las luces del vehículo parpadean y el motor deja de andar.
La desesperación se apodera.
Giro de llave, acelerador, ronroneo del motor, luces que se prenden y apagan. No hay manera de hacerlo andar nuevamente.
La puerta se abre, respira agitádamente, no piensa en bajar.
Escucha la risita histérica, mira hacia atrás, están las dos mujeres pegadas al vidrio trasero por la parte de afuera como si fuesen parásitos. Sacan la lengua y lamen el vidrio. Gritan y el alarido es tan agudo que él se tapa los oídos y llora acobardado.
El sonido de un motor acercándose lo devuelve a la realidad.
Luces en la ruta, es un auto.
Las mujeres ya no están.
Espera que se acerca y baja corriendo, poniéndose en mitad del camino, gritando, levantando los brazos.
Freno.
Es un hombre mayor. Palabras de agradecimiento, motor en marcha.
Por el espejo lateral ve como el autobús queda varado en medio de la ruta, ellas cruzan la calle corriendo de un lado al otro. El corazón se agita.
-Acelere- grita mientras ve como ellas se acercan, precipitándose a cuatro patas como animales.
-¡Acelere!- vocifera desesperado.
Mira la ruta, vuelve a mirar por el espejo, es sólo un segundo pero ahora una de ellas ya no está.
Lo siguiente es escuchar la risita histérica.
La mujer está trepada en el techo del auto y los mira por la ventanilla del conductor.
Freno.
Gritos.
Golpes.
Aullidos.
Risas.
Silencio.
Silencio.
Silencio.

11 comentarios:

Miss Bittersweet dijo...

Últimamente eliges siempre mujeres para tus cuentos terroríficos, y la verdad que la imagen es más siniestra con damas que con hombres! Tu imaginación me sorprende más cada vez, Escarcha! Un beso fuerte!

Bee Borjas dijo...

Ayyy nena!!!
Te juro que pensé que el conductor zafaba cuando subió al auto... Como dice Miss Bittersweet, esa imaginación tuya es fenomenal!
Qué impresión cuando se trepó al techo del auto!!!
Y el final!!!
Silencio... Silencio...
Genial, morocha!
Beso y buen comienzo de semana! :)

LA ZARZAMORA dijo...

Los fantasmas son difíciles de digerir pues nos persiguen siempre a todas partes, detrás de los cristales y hasta en las cunetas.
Terrorífico relato. Como todo lo tuyo, es muy bueno.

Besos, Escarcha.

Unknown dijo...

Cada vez que leo algo tuyo, vuelvo a estremecerme, y a sorprenderme, y a felicitarme por haber llegado a este blog.

Bravo, amiga!!!!!!!!!

Musaraña dijo...

Siempre me cortas la respiración desde el primero hasta el último renglón....

Con lo miedica que soy, siempre vuelvo a por más...Curioso...

Un beso

Peregrino dijo...

Logras ir creciendo y agudizando el relato espectacularmente, me parece excelente para un corto de terror es como si lo estuviera viendo...!!! Muy bueno, felicitaciones.

Shorby dijo...

Felicidades.
Me ha gustado la historia, pero sobretodo la forma de narrarla y estructurarla, con frases cortas y claras.

Besotes

MIMOSA dijo...

Definitivamente no tomaré el colectivo para ir a verte!!!!

La historia va "in crescendo", con ese lenguaje conciso, justo, necesario para visualizar la escena, llevando la tensión hasta el final y ................nos queda el ................SILENCIO!!!!
MAGNÍFICO!!!! EXCELENTE!!!!
BESOS MI MORENAZA!!!!

Julie Sopetrán dijo...

Escribes muy bien, aunque me alejo de lo que huele a terror, sim embargo tu imaginación me sorprende. Eres muy buena en este tema. Felicitaciones.

Renate Mörder dijo...

Esta GENIAL!!! Seria ademas un excelente corto de terror. Me encanto (Perdon por la falta de acentos pero el celu no me deja ponerlos)Felicitaciones y beso

Carlobito dijo...

Es increíble como el terror puede anular la sensualidad jajaja, me encantó la sensación de desesperación que me embargó.

Abrazos querida amiga

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