-Roxana, no quiero dejarte así
-Ya se Marcelo, pero no me puedo ir. Mi madre, mi abuela, la crecida del río, la casita… ¡no me puedo ir!
-Voy a volver a buscarte
-Te voy a esperar- contesta sonriente y lo ve partir.
Trata de grabarlo en la mente, recordarlo así. Él no volverá y ella nunca partirá.
El río estaba desbordando y la casita de la madre se encontraba a metros del agua, con el gobierno presionando para evacuar a los pocos campesinos que se negaban a abandonar sus cosas.
Roxana se aleja cabizbaja, su abuela está muriendo, su madre se niega a venir a la ciudad. Viven las dos juntas acompañándose una a la otra.
Hoy regresa, después de varios años. La ciudad, la universidad y un mundo nuevo no influyen, creía que le resultaría difícil el regreso, pero está parada en la esquina, con su bolso a cuestas, esperando el vehículo que la regresará a sus raíces. Llueve nuevamente y el corazón se le empequeñece. ¿Cómo convencer a su madre?
Sus propias tristezas se desdibujan por momentos, un amor acaba de partir y debe hacer su propio luto. Sola otra vez.
Ya ha cruzado la barrera de los treinta y su genética no le ayudó a la hora de buscar un descendiente. Un alma que se adhiera a la suya y que le espante los oscuros designios de soledad.
Baja del vehículo y camina tratando de no perder el equilibrio, metiéndose hasta los tobillos en el barro. Cuando llega, golpea la puerta y se acerca a la ventana a tiempo para ver a su madre caminar apurada para abrirle.
-Creo que tu abuela te está esperando- le avisa llorando bajito y deja que su hija ingrese al habitáculo poco iluminado y sofocante.
-Abuela- la llama con tibieza.
La mujer abre los ojos negros y la mira con calma, respira suavemente, le sonríe al reconocerla y le toma las manos.
Su abuela y su madre eran dos conocidas brujas de la zona, curaban las dolencias del cuerpo y el alma con yuyos y cruces hechas con sus manos en el lugar afectado. Curaban con miradas, sanaban orando. Su abuela supo tener muchos sueños premonitorios, lo que decía era escuchado con atención y respeto por todos los lugareños.
Ella, en cambio, no había heredado nada de eso, supuso que los estudios, la facultad, la socialización con otra cultura la habían alejado de la magia de la pachamama y que su mente cultivada no podía contactarse con los espíritus de la naturaleza.
A las cuatro de la mañana se despertaron con un temblor en la tierra, se levantaron asustadas y corrieron a la pieza de la viejecita, un rayo les sacó un grito, otra tormenta y el río se metería en los hogares, violando sus vidas, dejándolos en la miseria.
Cuando la lluvia comenzó a caer, la mujer bajó el rostro y se sentó en el suelo rendida. Roxana la miró y prefirió dejarla hacer su propio duelo. Debía convencerse de que la tierra la expulsaba y renacer en otro lado, lejos del hogar.
Después de un tiempo corto se fue a dormir.
A las 8 de la mañana se despertó sobresaltada, soñándose entre escombros, levantando los rostros de los muertos para encontrar a su madre y entre ellos veía al de su amor, se sentó llorando en la cama, con un presentimiento extraño en el pecho.
Con el sol intentando salir por entre las nubes gruesas, Roxana se dirigió a la casa de Doña Ramona, que tenía una despensa, para proveerse de los alimentos del día, allí se enteró de un terremoto en tierras orientales: los muertos, desaparecidos, la gente desesperada tratando de encontrar a sus seres queridos y la angustia le quebró la calma. El sueño. Ese era su sueño.
Regresó acongojada, puso las compras sobre la mesa y escuchó a su madre llamarla llorando. Roxana se acerco presurosa a la puerta y observó a la viejecita agitada, luchando por respirar.
-Vete Mirta, tengo que hablar ahora con ella- le dijo la mayor y antes de que la mujer se levantara, se despidió- Nos vemos después Mirta, viví, no te dejes morir después de que yo me vaya. Cuando nos volvamos a encontrar quiero que me cuentes todas las cosas que lograste.
Roxana vio cruzar a su madre solemne, tratando de elevar el pecho que intuía destrozado.
-Abuelita- le susurro intentando no llorar.
La mujer la miró seria.
-Cosas importantes pasarán a las 7 y 45. Todo el mundo cambiará.
-¿Abuela?- la llamó asustada por lo que estaba escuchando y por el estado catatónico en el que se encontraba la anciana- ¿Abuela?
-Lorena, niña hermosa, no conocerás a tu padre, pero tu madre te enseñará la magia de la vida, serás tan poderosa como ella y juntas le gritarán al mundo que existen.
Roxana comprendió que su abuela estaba alucinando, la confundía con alguien pero no recordaba quien podía ser esa Lorena.
La anciana le tomó la mano, se la beso, y luego quedó serenamente dormida cruzando el umbral con la paz más absoluta.
En la casita quedaron las dos mujeres; con otro luto, con otra angustia, con otro motivo para llorar.
Roxana intentó dormir esa noche pero el vaticinio la atormentaba: un temblor la noche anterior, la crecida del río, las inundaciones, el terremoto en oriente a un año del chileno, y las 7 y 45 que estaban por llegar.
No le dijo nada a su madre, su abuela nunca se equivocaba y si algo pasaba esa madrugada, las dos morirían juntas. Esa noche durmió junto a ella.
A las 7 se despertó y caminó por la casa, tratando de escuchar algún aviso previsor de la naturaleza.
Se paró en el umbral y vio al río que se acercaba majestuoso, magnánimo e implacable.
A las 7 y 35 se sentó en el borde de la cama y esperó a que los minutos corrieran mientras le acariciaba el cabello a su madre.
A las 7 y 44 se sintió descompuesta, ¿eran los nervios? No pudo quedarse en la cama junto a su progenitora, tuvo que correr hasta el baño entre arcadas y a las 7 y 45 vomitó todo lo que tenía el estómago.
Se arrastró como pudo hasta la puerta y quedó sentada, apoyada en la pared, mirando el reloj que ya pasaba a las 7 y 46.
De pronto lo recordó, ¿hacía cuanto que no menstruaba? ¿Cuánto de atraso tenía? Miró el calendario en su celular e hizo el cálculo.
A las 7 y 45 minutos, su hijo había dado su primer indicio de vida.
Se puso la mano en el vientre y sonrió.
Sabía que su abuela no se equivocaba y que las tormentas pasarían, que entre tanta tristeza y desesperanza siempre había una luz que los obligaba a levantar el rostro y seguir hasta caminar erguido.
Lo supo en ese instante, estaba embarazada de una niña, y su hija se llamaría ¡Lorena!
22 comentarios:
Me hiciste sufrir todo el tiempo para regalarme un final feliz.
Un encanto Escarcha!!!
Que pases el mejor fin de semana amiga
Seguro que te inspiraste en la catástrofe de Japón :( el final me ha encantado, siempre hay esperanza para todo el mundo. Un besito.
Patricia, gracias por pasar y leerme mujer!
Bittersweet vengo de tu blog!!! nos estabamos leyendo casi al mismo tiempo.
y si, lo de japón y todo el mundo me tenía angustiada, tenía que hacer catarsis.
un saludo mujer
QUè BUENA HISTORIA DIANA!!! Diferente, pero con tu sello de calidad y con la sensibilidad a full. Un orgullo leerte amiga! Besos miles!
P/D: Me encanta el nuevo look del blog! (Què se le va a hacer... soy diseñadora gráfica. La profesión me sale por los poros! ;)
gracias Bee,
diseño publicidad grafica para diario y web, NOS PARECEMO MUCHO!!!
LO LAMENTO POR VOS JAJAJAJA
Me alegra que te gustara el cambio de look!!!
un saludo amiga
Imposible no contagiarse y no renacer de las cenizas..., dps de leer este post:
Espero q sobre el cielo de Japón pronto vuelen aves fénix con olor a esperanza y con el nombre de Lorena tatuado en sus alas!!
Abzs del alma, amiga mía y mil gracias por tu mail, q guardo en el corazón!
Beso enorme, Di!
Male.
Me ha gustado mucho... una historia angustiosa con un desenlace lleno de esperanza =)
Un besote guapa!
UN BESO A AMBAS: MALENA Y SHORBY
gracias por pasar amigas
GRACIAS POR TODO.
Vengo de leer a Bee. ¡Qué fuerte! ¡Vaya dos chicas! MUJERES CON TODA LA FUERZA, DIRIA YO!!!.
Fantástica historia Escarcha, es tu toque personal sin duda, lo que le da esa calidez innata a cada historia, sea miedo, pasión, terror, esperanza,...., nos llevas de tu mano en volandas como vos quieres, y no nos sueltas hasta llegar al final, allí nos depositas cual pluma y nos dejas resoplar una vez más por haber vivido esta maravillosa aventura de poder leerte.
Me encanta haberte conocido, disfruto en cada una de tus historias.
BESOS MUJER!!!!
AAAahhhh!!! Y me gusta este rojo pasión-sangre,je,je,je,je.
Tu si que sabes, je,jeje
Besos con el corazón, rojo bombeante.
ESTABA EXTRAÑANDO UN MONTON TU COMENTARIO AMIGA!!!!
me alegra que te gustara la historia, no es el género que suelo publicar aqui pero no quería dejarla tirada en algún cuaderno.
un beso amiga
Que hermosa historia, me ha dejado sin aliento.
Últimamente no he podido leer mucho, lo siento, mi trabajo me abruma... pero voy a ponerme al día poco a poco, tengo muchas de tus historias guardadas en mis favoritos.
Y ahora que he podido leer una he quedado definitivamente conquistado :)
Un aullido-saludo
Gracias por ese comentario Carlobito!!!!
te mando un saludo escarchado
Muy bueno, felicitaciones
Besos
gracias eltauromquico!!!
Dianaaaaaaaaaaaaa...una historia conmovedora,me fascinó,es tan hermosa.
Comentaré de poquito a poquito,mientras ELLA me deje.
Mil besos,reina.
gracias Morgana
y recuerda "MORGANA" ES CON MAYUSCULAS.
"ella" se escribe con minúscula y la vencerás.
UN ABRAZO AMIGA QUERIDA
Has conseguido emocionarme, amiga. Una historia realmente hermosa que ha tocado mi corazón.
GRACIAS AMIGA! CUANTO ME ALEGRA QUE LES GUSTARA EL CUENTO
Max y yo te deseamos feliz fínde!
Abz enormeeeee!
Hola princesa!!! Que sepas que te acaba de pasar la patata caliente!!!! Je,je,je, es que creo que la historia se ha metido en tal atolladero que enderezarla es cosa de sabios, y que mejor que tú para hacerlo!!
Mucha suerte, pues te espera un arduo trabajo, esta vez, las musas no me han acompañado.
Besos y miles de abrazos!!!
PD: Estoy bien cariño, gracias por tu preocupación, cualquier cosa nos hablamos por el face.
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