Monstruos que retozan en este sitio:

viernes, 15 de octubre de 2010

NN

Tenía miedo de que se le acercara, lo sentía cerca y se encogía detrás de los muebles.
Él se paseaba ufano, magnánimo, orgulloso de su hombría.
Fue el tercer día el que la despertó de su letargo de miedo.
Se escabulló de atrás del ropero donde estaba escondida y se dirigió temprano hasta el hospital, como lo había estado haciendo las últimas 3 mañanas, para ver a su angelito.
Se sentó junto a él y rezó en voz baja, era tan chiquito, ¡tan chiquito!, tendría que haber permanecido más tiempo en su vientre pero por circunstancias especiales lo habían obligado a salir y luchar por sobrevivir... ¡era tan chiquito!
Se paseó por la habitación mirando las otras incubadoras, sonriendoles a cada uno.
Les acomodaba el pañal a algunos y el pelito despeinado a otros cuando un extraño ruido se produjo y los médicos corrieron, las enfermeras se afligieron y algunas madres que observaban desde afuera se alteraron. En los siguiente minutos pudo ver salir una luz del cuerpecito del niño que intentaban reanimar y volar por todo el recinto, se detuvo unos segundos frente a ella y se fue... su hijo acababa de morir.
La mujer estalló en un lamento visceral que se escuchó por todo el piso de neonatología, hubo quien gritó espantado y varias se santiguaron abrazadas.
Volvió ligera, gritando herida, hundiendo los dedos en el pecho, abriendo la espesura de su espíritu y dejando el alma, ajada y voluble, a merced del viento del sur que intentaba apaciguarle la fiebre de venganza y dolor.
Lo encontró sentado en el sillón marrón mirando un partido de fútbol en el televisor, tan en calma con su enferma osadía, tan en paz con su sucia mente criminal.
-¡Hijo de puta!- le gritó mostrándose pálida y destrozada frente a sus ojos.
El muy macho se tiró hacia un costado al verla y chilló mientras intentaba huir a cuatro patas.
Lo tomó de los hombros y lo hizo dar vuelta como si los 90 kilos del hombre fueran 2 y se sentó sobre su pecho, gritando enferma de dolor, aullando loca de angustia.
Dos bocas de luz se abrieron a sus costados, una amarilla a su derecha y la otra púrpura a la izquierda, las observó sólo unos segundos, comprendiendo lo que significaban y respirando profundo se propuso calmarse, pero al mirarlo recordó la violencia de aquella noche, los nudillos, los pies, el cinto y una piedra también.
Como la vio debatirse, moribunda en la agonía, y como con total tranquilidad la puso en el auto y la dejó a varios kilómetros de la casa, sin importarle el niño que gestaba su cuerpo.
Se descompuso, gritó, nuevamente hundió los dedos en el pecho y destrozó el alma que le quedaba, abrió la boca desarticulada y tapando al hombre aterrado, con su imagen, lo mordió en el cuello cercenando la carótida... dejándolo desangrarse.
Se levantó más tranquila, una de las luces había desaparecido y sin inmutarse descendió por la púrpura.

Una mujer NN, salvajemente golpeada y a la que habían tenido que practicarle una cesárea de urgencia, dejaba de existir a las 2 de la madrugada, su pequeño hijo prematuro lo había hecho 1 hora antes.

7 comentarios:

Bee Borjas dijo...

Mi Dios!!!! Lo hubiese matado con mis propias manos!!! IMPRESIONANTE Diana! Nunca dejo de sorprenderme con tus historias! Admiración total! Un abrazo bella señora!!!

MALENA dijo...

Seguiremos a NN hasta el mismísimo infierno.. Y una vez allí: NOS LIBERAREMOS!!!!

Male (Alguien q sufre una "catarsis" necesaria cuando te lee D..y q te tiene como su ídola!!!!)

No cambies nunca, nena!

Momentos Dulces, amiga!!!!

(PD: D.. te envío por mail unas imágenes q obtuve este verano para q tú las adornes cuando tengas tiempo y sin ningún compromiso con un texto de tu autoría, sí??
Cuando lo tengas lo publico en El País de los Bosques como colaboración conjunta: Escarcha & Male, siempre y cuando te parezca bien!!)

Musaraña dijo...

Madre mia Escarcha, un dia me dará un infarto! Pero que bien me lo paso leyendote. ¿por qué será que nos gusta pasar miedo?

Un beso guapa

MIMOSA dijo...

Tremendo, me hizo recordar viejos fantasmas, cuanto terror metido en las entrañas.
Sinceramente lo hubiese aniquilado sin pensármelo dos veces.
Sabes que siento una profunda admiración por cada uno de tus relatos. Nuevamente me quito el sombrero.¡SOBERBIO!
Un fuerte abrazo.

Ana Galindo dijo...

Magnífico. El dolor y la trama van enlazados hasta el final, con este toque de sentimiento maternal, amoroso y cándido, siempre presente.

Me ha encantado. Ana

madroca dijo...

Creo que muchos seguiriamos a NN en ese descenso, con el único fin de volver a liberarla si nos fuera posible.
Una vez más sorprendes con tus historias querida amiga, tiene razón Musa, a ver cuando te decides a publicar algo con una selección de tus textos,
Un saludo querida amiga

escarcha dijo...

gracias por vuestros comentarios amigos!!

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