Monstruos que retozan en este sitio:

jueves, 15 de abril de 2010

TODO POR AMOR (segunda parte)

Se metió en la vida del rubio (que ahora sabía se llamaba Julián) sin que él lo percibiera.
Esa misma tarde consiguió un puesto de limpieza en la empresa donde su Adonis trabajaba y entró en su oficina antes de las 9 de la noche con la excusa de que creía que esa parte de la empresa estaba ya desocupada.
Julián se sorprendió al verla entrar. En realidad se pegó flor de susto, tiró los papeles que tenía en la mano y por poco se cae de la silla también.
-oh! perdón -gritó en un vano intento de ser amable o al menos femenina.
-no, no. Esta bien. -contestó Julián con la mano derecha oprimiéndose la parte izquierda del pecho.
-Pensé que no había nadie -y sonrió. La mujer regordeta sonrió. Le demostró que ella era sensual y hermosa. Con la mueca en la cara, se le hicieron un montón de arruguitas alrededor de los ojos y abrió tanto la boca que se notaron las ausencias de los dientes y de algunas muelas también.
Pero al menos no olía a cerveza y se había bañado concienzudamente antes de ir a trabajar; que ahora apestara de nuevo a sudor era por culpa de él, cuando lo veía transpiraba como animal.
De todas maneras se sentía confiada en sus fabulosas formas. Formas tenía a montones. Más que cualquier otra mujer. Tenia carne por donde buscaras, un hueso no se asomaría a través de ella a menos que fuese por una fractura expuesta.
Un metro sesenta y cinco de altura y casi 98 kilos de pura mujer.
Se sentía soberbia.
Julián en su timidez y caballerosidad le sonrió y ella lo tomó como una señal de "sigue adelante". Creyó que el semáforo se le ponía en tres tipos de verdes diferentes y no había ningún obstáculo como para que no pasara al siguiente tramo.
Tiró la escoba y entró a la oficina cerrando la puerta tras de sí.
Se acercó con paso sereno, sexy, moviendo las caderas de manera sugestiva. Quería que él la viera como una gata al acecho. Una gata, en celo, al acecho.
Julián empezó a transpirar cuando vio que la mujer gorda entró y comenzó a acercarse de una manera extraña, con movimientos rápidos, exagerados e intimidatorios.
Retrocedió en la silla con rueditas hasta que la pared se lo impidió, entonces se levantó y dio vuelta al escritorio por el lado contrario sin dejar de mirarla.
¿Quien había contratado a una loca así? y supuso que podría ser una broma de sus compañeros.
-Disculpe señora, ya terminé de trabajar, puede limpiar cuando quiera -exclamó casi tartamudeando, y tomando su saco escapó de ahí sin haber apagado la computadora.
La gorda lo vio huir y se sintió feliz.
Su hombre se hacía "el difícil", estaba armando un jueguito previo y ella como toda mujer sabría sortear los obstáculos. Por su forma de mirarla estaba segura que lo había impactado.
La próxima noche de limpieza... no se le escaparía tan facilmente.

continuará

3 comentarios:

madroca dijo...

Que peligro tiene esa mujer, está de cacería o será cazada, solo tu lo sabes, pero nosotros también deseamos saber.
Espero la próxima entrega.

Musaraña dijo...

Te sigo perdonando, porque vale la pena esperarte y cada vez esto pinta mejor :P

Malena dijo...

¿Kathy Bates..?
Thriller al más puro estilo de Stephen King.., pero superándolo con creces..!

Re_genial!

Bss..

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