Monstruos que retozan en este sitio:

viernes, 22 de enero de 2010

ESCRITOR

Fabián tenia una uña larga en el dedo índice de su mano derecha.
Cada quince o veinte días (variaba según episodios personales o influencias externas) sentía dolores de cabeza que se alternaban con sensaciones de presión en la frente. A veces aguantaba cinco días antes de realizar su ritual de curación.
Se sentaba a la mesa, ponía una cartulina blanca y se acomodaba en la silla, con un toallón manchado, atado al cuello, cubriéndose pecho y espalda. Buscaba con la yema de los dedos un lugar específico en la zona del parietal derecho.
Cuando la encontraba clavaba la uña, hundiéndola lo más posible. La piel pronto cedía, el cráneo tenia en ese lugar un agujero cuyo diámetro no superaba el medio centímetro, era cuestión de rasgar y cortar, luego introducía un tubito de una lapicera y ladeaba la cabeza para que saliera lo que provocaba la presión.
Primero eran grandes letras imprentas, mayúsculas, times new roman negrita que se intercalaban con palabras en arial narrow cursiva que caían formando charcos y coágulos espesos.
El tratamiento para su presión comenzaba a funcionar a los diez minutos, sentía alivio, y el dolor comenzaba a desaparecer. Experimentaba cierto mareo y una sensación de embriaguez que rozaba lo orgásmico.
Con una toalla se limpiaba el costado de la cabeza y juntaba los pliegues de piel tapando el orificio.
Pronto cicatrizaría, era cuestión de horas.
Tomaba la cartulina manchada y comenzaba a moverla de un lado al otro como quien lee la borra de café en una taza. Las frases se formaban solas y la historia surgía delante de sus propios ojos. Luego hacía secar la cartulina y la enmarcaba usando madera apenas pulida, protegida con un barniz mate. Las colgaba en una habitación amplia, preparada solo para sus obras, la pared estaba pintada en rojo bermellón, quedaban pocos espacios vacíos. En el centro había un sillón grande al estilo Luis XV en el que luego se sentaba para conmoverse con sus historias.
Nunca quiso ser escritor, nunca lo planeó, pensó ni tramó. Pero estaba signado en su camino.
A los 15 años una bruja, medio chamán y medio espiritista tocada con la varita de la locura, después de haberlo observado un rato largo, lo sentenció.
-¡Las mejores historias saldrán de tu mente! Puedo percibirlo, hueles a letras.
Y cuando el muchacho estalló en carcajadas la vieja le clavó la uña en el lado derecho haciendo crujir el cráneo y provocando la abertura en el hueso.
El dolor punzante duró unos segundos y ella siguió:
-Tu vida dependerá de ello, todo lo que tu espíritu creativo dicte se irá moldeando en tu cerebro y si no lo sacas, morirás. ¡Tu destino está marcado, niño! ¡Acabas de nacer, escritor!
Bienvenido al mundo de las letras, doloroso y placentero, solitario y abrumador.

3 comentarios:

Malena dijo...

NUESTRA ADORADA "MUSA" kADA VEZ
SE ALOJA EN SITIOS MÁS "RECÓNDITOS"!

BRILLANTE METÁFORA: "NUESTRAS
IDEAS SUBYACEN EN NUESTRO CEREBRO;
MISIÓN NUESTRA ES DEJARLAS SALIR,
O DE LO CONTRARIO NOS PUEDEN
kAUSAR LA MUERTE SÚBITA"

UNA VEZ MÁS: BRILLAAAANTE!!!!

NO NOS PRIVES NUNCA DE ESTOS
RELATOS, AUNQUE PARA "OBTENERLOS"
TENGAS Q SUFRIR LO "INDESCRIPTIBLE"!

BESOS y ABRAZOS!

MALENA

(PD: ME GUSTARON LAS IMÁGENES
Q COLOkASTE EN EL LATERAL...)

Lourdes Santos Bajo dijo...

Hola Escarcha. Gracias por tu comentario, no llevo mucho tiempo en esto y ando un poco perdida aún.

Creo que tienes una imaginación desbordante y escribes relatos fantásticos y con mucho contenido.

Quizá todo aquello que es valioso requiere un esfuerzo. También escribir.

Espero deleitarme con tus relatos, más aún sabiendo que para fluir hay que darles una vía de escape y no siempre es fácil.

madroca dijo...

Me quito el sombrero, (a pesar de que no llevo) delante de tu imaginación desbordante y tu manera de conseguir introducirme en tus re4latos, fascinantes siempre.
Chapeau

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