Monstruos que retozan en este sitio:

miércoles, 2 de diciembre de 2009

¿y ahora?



Ha notado que la mira y a veces le sonríe.

Le dicen "Rody" y vive a unas cuadras de su casa.

Ha sentido la necesidad de usar faldas y peinarse bonito.

Cuando lo mira, ella, le sonríe.
Él inventa escusas para acercarse.

La primera charla se dio una tarde calurosa en la que se disponía a ir al monte con una cría de la perra de su vecina.

Mientras charlaban del tiempo, se encontró feliz y pronto cedió a la satisfacción de sentirse normal. Era como las niñas bonitas que coqueteaban en las esquinas (aunque ellas no se orinaban cada vez que destripaban un gato).

Se pasaba el perro de mano en mano y sonreía hamacando los hombros de un lado al otro.

Él, antes de irse, como de pasada, le preguntó si algún día podrían salir a tomar algo.

¿Podrían? ¿Ella podría?

Su alma insomne y su mente podrida... ¿podrían?

Hacía quince minutos que se contenía con calores que le subían desde su entrepierna y hacían eclosión en el estómago. Quería morderlo, probarle los labios, arañarle el pecho y arrancarle los pezones, jugar con su ombligo y beber de su sexo. ¡Su sexo! ¿Qué gusto tendría? ¿Cuanto tardaría en reventar si ella lo apretaba con las manos o lo mordía salvajemente?

Se dio cuenta de que él callaba esperando una respuesta.

Intentaba concentrarse pero no podía, él le hablaba en la cabeza y le contaba las dulces sensaciones que la dejarían en un coma agónico de dicha si se lo tiraba y después se lo comía en trozos asados a la parrilla.

Bajó el rostro y casi retirándose le contesto.

-Algún día, tal vez.

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